¿Qué es el ego?
La palabra ego en latín significa “yo”. Para la psicología es la instancia psíquica a través de la cual el individuo se reconoce como yo y es consciente de su propia identidad.
Como consecuencia de lo anterior, media entre la realidad, los ideales del superyó y los instintos del ello.
“Recortas y moldeas tu pelo, pero casi siempre olvidas recortar y moldear el ego”.
Desde el punto de vista del psicoanálisis de Sigmund Freud el “ello” se compone de deseos e impulsos, el “superyó o superego” de moral y reglas de la sociedad, y el “yo (ego)” es el equilibrio que permite a la persona satisfacer sus necesidades respetando las reglas que establece la sociedad.
La importancia de controlar el ego para la salud
La Universidad de Bradford en Reino Unido realizó diversos estudios que llegaron a la conclusión de que el 62% de las personas que creían tener siempre la razón, se veían afectados por el estrés y la ira, lo que afectaba a sus sistema inmunológico.
Por otra parte, las personas que no saben controlar su ego y defienden su opinión sin escuchar a otras personas, suelen ser fuente de conflictos con amigos, familiares, pareja o compañeros de trabajo.
Esa situación produce aislamiento y perjudica a las relaciones con los demás.El ego positivo
Tener ego no es siempre negativo si aprendemos a controlarlo y a saber cuándo es útil utilizarlo.
Para ser utilizado de forma positiva es preciso que vaya acompañado de dos elementos fundamentales: el autoconocimiento y la inteligencia emocional.
“Soy fuerte porque fui débil, estoy en guardia porque fui traicionado, me río porque estuve triste y vivo el día porque el mañana no es seguro”.
Es decir, se trata de conocer nuestras capacidades y habilidades, así como nuestras debilidades, y también se trata de escuchar y comprender a los demás.
Por lo tanto, aunque la imagen del ego suele ser peyorativa, no es siempre así.
Alimentar el ego: ¿Es bueno o malo?
Muchas personas están convencidas de que se quieren a sí mismas, pero lo que realmente quieren es una imagen irreal de sí mismas.
Es habitual que nos engañemos no solo en relación a las personas que conocemos o que deseamos como pareja, sino también en relación a nosotros mismos.
Tendemos a esconder nuestros miedos e inseguridades y construimos una máscara que está muy alejada de lo que realmente somos.
Esta es una forma equivocada de alimentar el ego, puesto que los demás tendrán una imagen irreal de nosotros.
Alimentar el ego de forma sana pasa por reconocer nuestros defectos, nuestro miedos ante nosotros mismos y ante otras personas, aunque nos sintamos vulnerables. Debemos recordar que mostrarnos como somos requiere valentía. Y eso, equivale a tener un buen crecimiento personal.También te puede interesar!
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